EL DESAYUNO

Como cada mañana Laura se despierta con lo ajetreos de la mañana. Molesta por tener que despertarse a pesar de no tener responsabilidades hace lo de siempre:

1. Se despierta.
2. Se echa las gotas de las flores.
3. Prende la computadora.
4. Abre sus cortinas.
5. Abre su ventana.
6. Prende su celular.
7. Se conecta al Internet.
8. Revisa si tiene mensajes o llamadas.
9. Piensa en él.
10. Trata de distraerse.
11. Chatea con amigas.
12. Busca chamba por correo.
13. Piensa en él.
14. Trata de no pensar en él.

Como es usual no tiene hambre en las mañanas. Su desayuno eran dos vasos gigantescos de medio de litro de agua. En el mejor de los casos un pan o un vaso de yogurt, pero esto era en el mejor de los casos.

Un día una amiga virtual le pregunto sobre el desayuno, comida fundamental y vital según especialitas y cualquier mamá para tener energía y poder desarrollar la mañana.

Laura como siempre responde, es que no tengo hambre. Cuando tengo como. Al sentenciar su vida alimenticia mira lentamente hacia la ventana en donde unos containeres colocados estratégicamente la saludan. Respira y trata de no pensar.

¿Por qué Laura no come? ¿Por qué la terca necesidad de ver siempre a la ventana para tratar de no pensar? ¿Porqué la necesidad de mirar al cielo, a las nubes, pidiendo con los ojos marchitos algo que no será concedido?

Laura extraña, Laura se marchita. Laura recuerda aquellos desayunos de a dos. Pan con mermelada, queso, leche, cocoa o té. Los platos en la mesa, las tazas desiguales, la corteza del pan sobre la mesa y su sonrisa. Sí, su sonrisa, la manera de cortar el pan, la manera de colocar mermelada con mantequilla sobre la mitad de un pan y remojarla en una taza de leche fría.

Laura no tiene hambre en las mañanas, porque eso le recuerda a él. ÉL quien se quedo marcado en su piel y en sus ojos. ÉL a quien ama con locura y ahora en secreto. ÉL a quien no sabe como le hizo para que dejar de quererla. ÉL a quien extraña en todos sus sentidos, en todos lo momentos en cada futuro recuerdo.

Laura no tiene ganas de tomar desayuno porque su compañero no está. Laura está incompleta, sabe que siempre lo estará, sabe que se equivocó y que no será igual. Sabe que el amor es un sentimiento grande que hizo que se diera cuenta d emuchas cosas... pero también sabe que se dio cuenta tarde y que desde ese día está incompleta.

4 comentarios:

  1. ya he pasado por esa sensación, se te va el apetito,cualquier cosa no tiene sabor...
    miras la ventana ...miras el cielo y quieres una señal que diga que todo esta bien... tratas de encontrarle el gusto a todo otra vez... pero él siempre esta ahi...
    uhmm algun día solo sera lo que keda de el.. su recuerdo con una sonrisa en el rostro.

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  2. Pucha, ¿Nadia?, ¿Laura?, ánimos, que la vida sigue.

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  3. no entiendo el desden de los sueños que se pierden en el pensamiento de una vida casi nostalgica perdiendo lo necesario por lo innecesario, no pretendo ser dastrico y simple solo quiero entender el dolor de esperar sentado en la escalera la mitad que no llega, la mitad que se fue y no regresa, no pretendo hacerme entender solo prentendo entender lo logico lo simple que es un dia sentarse y con una taza en la mano con la vista a la ventana sonreir y decir...adios

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  4. Lo lógico, lo simple es lo que mencionas, pero el ser humano es complejo y no muchas veces maduro emocionalmente, como para entender que la otra mitad no existe, que uno tiene que estar completo por si mismo, para poder compartir... que la gente simplemente pasa y nos es prestada por un periodo de tiempo con fecha de vencimiento.... que, como dices, lo mejor sería mirar a la ventana, al mar, sonreir y decir adiós, disfrutando solo el presente...

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