Estado consciente

Y sí sólo quiero una taza de café, un triple vegetariano y su mirada. Okey tal vez una copa de vino, pero si podemos evitar el alcohol al menos las primeras veces. ¿No sería genial?

Y sí solo quiero eso al principio...  y si esta vez no quiero ir tan rápido.

Y si quiero hacerme preguntas, si quiero esforzarme por no  estar en el presente estando en el pasado y el futuro al mismo tiempo.

Si tan sólo me permito conocerme en esta versión y entusiasmarme con el aquí y ahora. ¿Necesito tiempo? ¿Necesito voluntad? ¿Qué es lo que necesito?

Por qué todo se complica tanto, por qué yo me complico tanto.

Y si sólo quiero una taza de café, un triple vegetariano y su mirada
¿Y si ésta vez, sólo por ésta vez, no soy yo la que da el primer paso?

Laura.

Mensaje de Whatsapp

"Te fuiste sin despedirte" decía el mensaje por whatsapp.

¡¡¡ ¿Qué? !!! Aunque para la mayoría de las personas puede ser lo más normal luego de quedarte a pasar la noche con alguien, en la historia de Laura eso no había sucedido nunca. Estaba preparada para hacer cómo si nada hubiera pasada, evitarlo una semana y mantener enterrada esa versión que no lo gustaba de si misma.

Pero todo estalló cuándo él empezó a mandarle mensajes y la invito a verse de nuevo. No eran tantos, eran pocos y casi monosilábicos.

Laura que siempre deflexiona en estos andares, aceptó verlo, pero ese día nunca llegó se quedó a unas cuadras de su casa sosteniendo el ¿Que hubiera pasado? y protegiéndose de sí misma, ella pensó.


Disculpas omitidas

Eran las 6 de la mañana y Laura tenía que partir. 

Sonó el despertador, habían pasado casi tres horas, de las que durmió al menos dos. Él seguía dormido, plácidamente y con una sonrisa en los labios ocupando casi todo la cama.

Quería despertarlo con un beso, quería colocar su cabello entre sus dedos, y acariciar sus mejillas, quería ser todo aquello que no se había permitido, pero.... de nuevo los fantasmas, los recuerdos de aquellos años, de situaciones similares y de experiencias no muy gratas la detuvieron. 

¿Y sí no quiere levantarse? ¿ Y si le dice "Okey, Chau" o "estoy cansado la puerta esta abierta sino ahí están las llaves"? ¿Y si es alguna otra reacción? Laura se hizo un mundo de aquellos que hace tres años no se hacía; paseo un rato por la habitación, salió a la cocina, tomó su cartera y apagó la música que nunca dejó de sonar. Entró al baño, se lavo la cara, esperando tal vez que con tanto movimiento el despertara, pero no. Ella no era capaz de satisfacer su necesidad, y recurrió a la práctica que había aprendido hacer desde hace años, huir.

Se escapó lentamente de la casa, cerró la puerta con cuidado y dejó la reja de la acera abierta. Camino  y camino rápidamente mientras la garúa caía sobre su piel, el frío la estremecía y el cielo aún no despertaba.

¿Por qué era tan difícil? ¿Por qué de nuevo los fantasmas? ¿Por qué no se tomó más tiempo aquella vez y desenredó el caos al que se había sometido por 5 años?  Cinco años de relaciones tóxicas, de salidas al bar, de chilcanos, taxis y levantarse asustada sin saber cómo despedirse o preguntarse si la llamarían, de hacer cómo si nada pasara y volver a lo mismo, salir con la misma persona a las dos semanas en un ciclo autodestructivo que prefirió enterrar y así olvidar quien fue, pero sobre todo cuanto dolió ese vaivén y cuanto se odiaba por permitirlo.

Cinco años le explotaron en la cara esa noche a Laura, los tres años que trato de mantener enterrada esa versión de si misma se desarmaron como si fueran papel toalla.

Llegó a la avenida, cruzó la calle por dónde vivía el que creyó era el gran amor de su vida. ¿Otra vez? ¡Sí! ¿Otra vez? ¿Otra vez?... ¿Otra vez... a lo mismo?- Se decía. Y decidió volver a enterrar todo ,subir al bus y hacer como si nada pasara. Se había vuelta experta en no sentir, y esa mañana esa habilidad olvidada le venía muy bien.

Pero, una vez que cruzas esa barrera del darte cuenta... es imposible mantener la pelota en el fondo de la piscina. Horas más tarde, semanas más tarde se encontraría con su terapeuta y sería imposible no hablar de lo que pretendía enterrar. Y valgan verdades, se había cansado de fingir que todo estaba bien y sabía era hora de enfrentar aquella parte de sí misma. 

Días más tarde... en realidad un día más tarde se dio cuenta había hecho lo que más temía le hicieran, escurrirse sin explicaciones, sin despedirse, haciendo del otro solo un objeto y desde entonces guardó unas disculpas que quien sabe cuando decida dar. ¿Tal vez a él no le importó? Tal vez el sí pensó que de verdad tenía que irse a las 6 de la mañana y todo bien. O ¿Tal vez eso hacía la diferencia semanas después?

Laura ya lo descubriría. Mientras tanto juega a hablar con partes de sí misma, para salir del caos que no desenredó hasta ahora. 

Procesos son procesos.

El vaivén de los silencios

Estaban escuchando música, compartiendo sus mundos, aquellos que solo habitan en sus recuerdos y en sus vacíos. Entre latas de cerveza y el humo de los cigarrillos se mezclaban las risas, las miradas y los silencios.

Laura le contó un secreto que la dejó ensimismada y pensativa. El contuvo la respiración y le devolvió en palabras el aliento. Silencio. Sonrieron como si nada hubiera pasado. La música continuó sonando.

Él le contó sus historias, y Laura absorta escuchaba más allá de las palabras o al menos eso creía. Veía el milagro que lo habitaba, veía las heridas debajo de la piel y la camisa, y a veces percibía el dolor adormecido que él sabía disimular; pero siempre, siempre se entusiasmaba por conocer más de su mundo, por seguir entrando tras la puerta que despacio y poco a poco él fue abriendo, entre silencios y cigarros.

Pasada la noche intercambiaron canciones que no escuchaban mientras los pretextos se fueron desvaneciendo y sus cuerpos encontraron como esquivar las distancias... y se hicieron uno en sus labios.

Silencio.

Sentidos.

Sus besos. 

Laura había preguntado e imaginado un par de veces ese momento, como suele hacerlo cuando alguien llama su atención, pero nunca imagino que podría corroborar su intensidad, su fuerza, sus abrazos y el roce suave de su rústico mentón.

Exploraron sus cuerpos, sus labios, y la intensidad de los mismos. Fue extraño para Laura, hacía mucho no se permitía sentir, o mas bien no sentía de esa manera. Todo era nuevo y lo disfrutaba, lo disfrutaba a él.

La camisa, ella miraba su camisa, los botones y como iba hacer para soltarlos, pero de la nada ella recordó fantasmas, los que no le permitieron continuar, y tuvo que detenerse.

Él entendió y en silencio chocó su frente con la de ella, suspiró y la abrazo con una fuerte ternura. 

Era extraño, nunca le había sucedido eso. Todo era nuevo, esa reacción calmada era nueva y los fantasmas se hicieron a un lado, y se sintió extrañamente cómoda y segura. 

¿Te quieres quedar? dijo él. Y mientras se perdía entre sus besos sólo manifestó la decisión que había tomado cuando todo empezó. 

Fueron a dormir juntos y para Laura todo era extraño y a la vez extrañamente conocido, y nuevamente los fantasmas. Fue una noche intensa, nueva y de lucha por mantenerse en el presente,  y al mismo tiempo abrirse a las posibilidades de lo que era el momento. 

Pasaron las pocas horas que quedaban y se acompañaron en silencio, con una breve distancia que separaba sólo sus cuerpos.

Esa parte.

"Cuántas preguntas, cuentos miedos, vienen a mi cabeza de la nada. Y a veces, en realidad desde hace algunos años... hablo con esa parte, trato de descubrir que es lo que necesita y la calmo" Laura.


Laura ha vuelto a escribir, a conectarse con la magia de las palabras, pareciera que revivió, que encontró el camino y claro siguen sucediendo las mismas cosas, es su "mundo", pero ahora con nuevas herramientas y formas. No fue fácil, pero ¡¡vamos!!, cuántos años pasaron desde que empezó a escribir "El desayuno".... 8 años... ¡ajá! 8 años 2 meses y un par de días.

Regresó como de un sueño, como si el tiempo detenido volviera a correr. Y de pronto armando piezas de arte, y de pronto en los lugares que dejo por miedo a "encontrarlos", y de pronto simplemente estaba aquí, sin reparos del pasado, vibrando, danzando, creando y soltando. Cada vez soltando.

Procesos son procesos, tiempo al tiempo.


El cielo de las paredes

Y los caminos se desvanecen en el cielo de las paredes
De pronto un mensaje
De pronto una invitación... ¿tal vez?

Y de pronto el pasado me atrapa
Y creo que pierdo de nuevo
Me pierdo de nuevo
Y los caminos se desvanecen
Se desvanecen
Se desvanecen
Se desvanecen
Se desvanecen
Se desvanecen
S
   e
         d
                   e
                           s
                         v
                      a
                             n
                                  e
                                        c
                                            e
                                         n


Dar el salto

Cómo dormir sin dejar de pensar en tus besos
Cómo dormir y no pensar en tu abrazo
Cómo dormir y recordar por qué me fui... ¿me perdonarás?

Miedo, el miedo a que las historias en espiral se repitan
Miedo a no sostener que tal vez seas igual a ellos
Miedo a que seas diferente y que todo sea real.

Dar el salto, sí, dar el salto de las nuevas primeras veces contigo.
¿Aún querrás?

Cómo dormir con miedo a dar el salto.
Saltar
Saltar
Saltar
..S..
     A..
         L..
              T..
                   A..
                        R..
                              Y esperar llegue el sueño. Mi sueño.
                                                                                        Tú.

Y va de nuevo - CUARTA FASE

La vida es una espiral
Los momentos vienen y van

Cuarta fase
Y va de nuevo.