El vaivén de los silencios

Estaban escuchando música, compartiendo sus mundos, aquellos que solo habitan en sus recuerdos y en sus vacíos. Entre latas de cerveza y el humo de los cigarrillos se mezclaban las risas, las miradas y los silencios.

Laura le contó un secreto que la dejó ensimismada y pensativa. El contuvo la respiración y le devolvió en palabras el aliento. Silencio. Sonrieron como si nada hubiera pasado. La música continuó sonando.

Él le contó sus historias, y Laura absorta escuchaba más allá de las palabras o al menos eso creía. Veía el milagro que lo habitaba, veía las heridas debajo de la piel y la camisa, y a veces percibía el dolor adormecido que él sabía disimular; pero siempre, siempre se entusiasmaba por conocer más de su mundo, por seguir entrando tras la puerta que despacio y poco a poco él fue abriendo, entre silencios y cigarros.

Pasada la noche intercambiaron canciones que no escuchaban mientras los pretextos se fueron desvaneciendo y sus cuerpos encontraron como esquivar las distancias... y se hicieron uno en sus labios.

Silencio.

Sentidos.

Sus besos. 

Laura había preguntado e imaginado un par de veces ese momento, como suele hacerlo cuando alguien llama su atención, pero nunca imagino que podría corroborar su intensidad, su fuerza, sus abrazos y el roce suave de su rústico mentón.

Exploraron sus cuerpos, sus labios, y la intensidad de los mismos. Fue extraño para Laura, hacía mucho no se permitía sentir, o mas bien no sentía de esa manera. Todo era nuevo y lo disfrutaba, lo disfrutaba a él.

La camisa, ella miraba su camisa, los botones y como iba hacer para soltarlos, pero de la nada ella recordó fantasmas, los que no le permitieron continuar, y tuvo que detenerse.

Él entendió y en silencio chocó su frente con la de ella, suspiró y la abrazo con una fuerte ternura. 

Era extraño, nunca le había sucedido eso. Todo era nuevo, esa reacción calmada era nueva y los fantasmas se hicieron a un lado, y se sintió extrañamente cómoda y segura. 

¿Te quieres quedar? dijo él. Y mientras se perdía entre sus besos sólo manifestó la decisión que había tomado cuando todo empezó. 

Fueron a dormir juntos y para Laura todo era extraño y a la vez extrañamente conocido, y nuevamente los fantasmas. Fue una noche intensa, nueva y de lucha por mantenerse en el presente,  y al mismo tiempo abrirse a las posibilidades de lo que era el momento. 

Pasaron las pocas horas que quedaban y se acompañaron en silencio, con una breve distancia que separaba sólo sus cuerpos.

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