Todo cambia

Cambia lo superficial,
Cambia también lo profundo,
Cambia el lado de pensar,
Cambia todo en este mundo,
Cambia el clima con los años…
Casi todo, todo cambia,
Que yo cambie no es extraño…

Cambia el rumbo el caminante, aunque esto le cause daño
Y así como todo cambia, que yo cambie no es extraño…
Pero no cambia mi amor por más lejos que me encuentre….
… Que yo cambie no es extraño…
… Que yo cambie no es extraño…
… Que yo cambie no es extraño…
… Que yo cambie no es extraño…
… Que yo cambie no es extraño…
… Que yo cambie no es extraño…
… Que yo cambie no es extraño…
… Que yo cambie no es extraño…
… Que yo cambie no es extraño…

Esta canción llegó a Laura. De alguna manera siempre está atenta a las cosas o situaciones que pueden decirle algo. En este caso una canción, a veces es una película, un comentario en el bus, alguna frase suelta de sus amigas. Alucina que son como señales que le ayudan en este trance, en este proceso, en los cambios que ahora sabe son constantes. Ahora está atenta, despierta, y podría decirse más receptiva.

El cambio es constante, todo cambia, las mañanas no son las mismas, ni el cielo es azul siempre, a veces dependiendo del día tiene matices producidos por las nubes.

Todo cambia, todos cambian, todas cambian, algunas dependiendo de los golpes más rápido, a otras les toma más. El tiempo ayuda a clarificar esos cambios y a procesarlos.

El tiempo… el tiempo… el tiempo… el tiempo

El tiempo siempre es bueno y sabio. El tiempo tiene sus secretos. El tiempo es cómplice y aliado.

Todo cambia, Laura cambió, seguirá cambiando, transformándose, aprendiendo. Laura no es la misma, no son los mismos sueños, no son las mismas metas, esta vez son mejores y más difíciles y por ello más satisfactorias.

El tiempo es su cómplice y aliado. El tiempo... el tiempo...

Domingos

Han pasado varias semanas desde que Laura lo vio por última vez. Está más confiada, segura y optimista. Ha logrado encontrar el camino, aún con ayuda y a pasos lentos pero firmes.

Es domingo, y son los días más difíciles para ella. Por año y medio el domingo los pasaba con él y lo que la perturba es no recordar que hacían los fines de semana y que hacía antes de conocerlo. Para poder reconstruir sus domingos hacía falta un orden y alejarse.

Es un día de nostalgia y si bien su agenda tiene actividades pensadas para la tarde noche, hay preguntas que se asoman esos días ¿Cómo estará? ¿Qué estará haciendo? ¿La seguirá queriendo? ¿La habrá olvidado? ¿Estará bien? Laura no recuerda el último fin de semana lindo que pasaron juntos y no sabe porqué quiere recordarlo.

Es domingo, y son los días más difíciles para ella. Laura no puede evitar pensar en él, es como si aquellos sentimientos se hubieran agrupado y tratarán de abrir una y otra vez aquella caja en donde los encerró. Retumban en su ser, quieren escaparse, quieren gritar y decir te amo.

Pero Laura tiene que ser fuerte, no puede soltarlos, no tendrían hacia donde, se estrellarían contra una pared y una pared no puede amar.

Es domingo, y son los días más difíciles para ella. Si bien hace unos días atrás se encontraba haciendo fila para un concierto de jazz, con la gente esperando, los venderos y las vicisitudes que implica, en ese momento se sintió feliz y recordó como era antes, aquellas salidas solas, aquellas colas, la gente nueva y desconocida, y la sensación de salir renovada de cada evento.

Pero hubo un pequeño instante en el que volteo para contárselo a él, para compartir su alegría, pero él ya no está, hace mucho que no está. Así que compró un chocolate y continuó su camino. Caminar le hacía bien, caminar con ella misma la regresaba al camino.

¿Qué pasa cuando pierdes el rumbo, cuándo te desvías hacia la oscuridad? Laura perdió el rumbo muchas veces en los últimos meses, luego se dio cuenta de las cosas realmente importantes y de aquella persona que estaba a su lado en las buenas y malas pero que perdió de vista. Aquella frase trillada de nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde aparece en su mente y cual sentencia también anuncia sus aprendizajes.

La vida sería simplemente aburrida si no se perdiera el rumbo, además, esos pasos perdidos nos enseñan y luego traeran consigo alegrías y sorpresas inimaginables... pequeños momentos de satisfacción para los que debemos estar atentos y continuar sin arrepentimientos...

A Laura solo le queda continuar, seguir el camino, cargar con sus errores, sus aprendizajes y con aquella caja en donde están encerrados sus sentimientos reafirmados hacia él, pero que ahora no tienen a donde llegar, se convertirían en gritos sordos... a Laura le queda continuar...

Es domingo, y son los días más difíciles para ella.

Me encanta verte feliz

Era un sábado y había una fiesta en su casa. Pese a los comentarios de "ni se te ocurra ir" o "después no vengas con que te sientes mal" de sus entrañables amigas, Laura decidió ir a la fiesta.

Era la celebración de cumpleaños de una de sus amigas, una de las pocas que Laura tenía, la que justamente vivía con él en el departamento. Si bien ya habían pasado semanas y estaba mas clara en sus ideas, no sabía lo que le esperaba. No sabía si la pasaría bien o si iba terminar yéndose a los 15 minutos.

Pero Laura tenía que ir, era un compromiso, era su amiga y era un cumpleaños significativo. La consigna era sentirse bien y divertirse (poner sus sentimientos en una caja fuerte cuyas llaves sólo tiene él y sólo puede abrir él con su decisión). Sentirse bien y divertirse sin lastimarlo, tratando que él tampoco se sienta mal, después de todo era su departamento y esa era una de las razones para dudar el asistir a la fiesta.

Llegó temprano, él no estaba, habló con la cumpleañera, habló con la gente y tomó un delicioso ponche, el mismo que tomaba siempre en las usuales reuniones que la mancha de él realizaba.

Pasó una hora, pasó media hora y llegó él. Se dio el saludo respectivo, como siempre él amable y lindo.

Coincidentemente, era la hora de hacer la chachita y comprar la cerveza. La tarea fue encomendada, y Laura al ver que sus compañeros de charla de esa noche se iban a cumplirla, decidió acompañarlos.

Al regresar, lo usual, la gente conversando, tomando el ponche (que se acababa) y la cerveza (que llegaba). Él estaba ya en un grupo, conversando y sonriendo. Él estaba lindo.

Había que integrarse a la reunión. Encontró una amiga y se puso a conversar, se unieron dos a más a la charla, luego los acompañó la cerveza mientras más invitados llegaban.

Cada quien en su rincón, cada quien en un grupo, los amigos en común pasando y de rato en rato conversando.

Él estaba en un grupo conversando y sonriendo, probando el ponche, probando el vino, probando el ron. Él estaba en un grupo conversando y sonriendo. Él estaba lindo.

Laura por ratos desviaba su mirada hacia él y al verlo feliz, no se sintió mal, se sintió extrañamente contenta y hasta feliz, más cuando él se convirtió en el DJ de la noche y en el prometedor bailarín de la fiesta.
...

CDS vienen y van, pasando por un viaje de la música tropical peruana, posterior a la salsa que el anterior DJ puso. Laura podía ver cuán contento, libre y divertido estaba él esa noche, quien a su típica, encantadora y única manera de bailar le demostraba que estaba bien.

Él estaba bien y Laura se sentía bien de verlo así. Hacía meses que no lo veía así. Hacía meses que no disfrutaban de una fiesta juntos, aunque esta vez cada quien estaba por su lado.
...

No cruzaron palabra sino un momento y era sobre el taller. Laura dudaba en acercarse, no quería invadirlo, no quería incomodarlo, no quería bajonearlo, no quería dañarlo, además cada quien estaba por su lado, y tal vez era mejor así, después de todo para estas situaciones no hay reglas o normas de comportamiento, y si las hay el corazón entra pánico y las olvida.
...

Pasó la medianoche, pasaron la una, pasaron las dos, las tres, las cuatro, las cinco y las seis, sólo quedaban un par de amigos a quienes se les hicieron unas camas improvisadas en la sala. En el grupo estaba Laura quien no pensó quedarse hasta esas horas.

Tendidos en el piso los cuatro colchones, de diversos tamaños, grosores y colores, Laura sentada frente a ellos, no pudo evitar sonreír.

En todos y cada uno de ellos había dormido con él, en todos y cada uno de ellos había hecho el amor él. Cada uno tenía una historia, cada uno significó algo, un cambio, un avanzar, una noche inolvidable.

Estaban ahí recordándoles a Laura sus historias, estaban ahí ahora para extraños, para acurrucarlos y acompañarlos en sus sueños post borrachera.
...

Le toca ahora dormir en uno, esta vez sola y por unos minutos porque ya amaneció y sólo espera que salgan los buses. Se recuesta, se cubre y piensa "Él estaba feliz, contento, libre, divirtiéndose, él estaba feliz… y eso me encanta. Me encanta verte feliz"

Carta 1 en la carpeta borrador

Hola, que tal! ¿Cómo te fue en el viaje? ¿Que tal tú espíritu aventurero en búsqueda por conocer nuevas cosas? Espero todo haya pasado bien.

¿Sabes? éstos días me di cuenta de otras cosas.


Tenías razón, era necesario que nos hayamos separado, si bien lo reconocí en su momento, he descubierto, además, que tengo mucho que crecer y aprender. Es doloroso porque se firme y honestamente cuales son mis sentimientos hacia ti.

Pero... sí, tengo que reconocer que tengo mucho que aprender, no sobre relaciones de pareja porque de eso aprendí a darme cuenta y sé que es mas lindo cuando es de dos, pero si sobre mis errores y sobre todo aprender sobre mi misma.

Aprender a estar sola, con mis pensamientos, mis fantasmas y mi carga; para poder afrontarlas y saber sobrellevarlas. No para pasárselas a alguien y las cargue por mi.

Tener mis rutinas, mis pasatiempos o más bien recuperarlos y disfrutarlos sola. Tener solo la necesidad de estar conmigo misma. Para luego disfrutar de una agradable compañía y compartir, sí compartir porque es eso el aventurarse en una relación, más allá de la pasión, el gustar, el sexo – que también forman parte de- es compartir y no absorber. Nadie puede dar lo que no tiene y por un buen tiempo yo me quedé sin batería.

Si bien me encantaba estar contigo aun sin hacer nada… ya sea tú en la computadora (que mucho no me gustaba pero luego entendí) y yo hablando con la gente del depa o leyendo ante tu insistencia… eso se fue desvirtuando. Porque me agradaba, y aún me agrada tu compañía, tan solo por compartir unos momentos juntos, pero luego se convirtió en necesidad y luego en un vacío y así fue perdiendo calidad y eso no nos lo merecíamos.

Por eso, cuando decías que era mejor haber terminado para no terminar siendo esas parejas aburridas que no se soportan y en donde ella sale a pasear el perro por no ver al marido. Te diría que creo firmemente ahora y aquella vez en el parque que no sería así con nosotros, que no lo permitiríamos, que con nosotros no va la mediocridad, que nosotros buscamos aventuras y crecer, que no soportaríamos la rutina, que viajaríamos cada quien con sus proyectos, que nos recordaríamos como volar y nos acompañaríamos para no perdernos en nuestras propias búsquedas.

Sí, tengo que reconocer que los últimos meses juntos no fueron de calidad, el tiempo que pasábamos juntos perdió su esencia de ser, fue entonces cuando abusé de él y ese tiempo se convirtió en un escape. Invadí tu espacio y te absorbí.

Me convertí en eso, en ese bulto que no sabía para donde ir, que estaba perdida y era mi responsabilidad. Y tú de gran corazón y sinceramente trataste de ayudarme y apoyarme hasta donde podías y hasta donde soportaste mi apatía “nadie puede ayudar a quien no lo quiere” o en mi caso a quien no se da cuenta que tiene cosas que solucionar. Porque tú también tenías tus propias batallas y búsquedas. Me encanta saber que ahora estas bien y encontrándote, porque yo no estaba ahí para acompañarte en esos momentos, porque un ciego no puede ayudar a otro ciego. Porque en ese momento no te dije que todo saldría bien.

Ahora estoy aprendiendo a rehacer mis días, sobre todo los fines de semana, los que siempre pasaba contigo. Es fácil cuando sólo sabes que tienes que llenar las horas porque bueno no hay nada que hacer y porque no quiero pensar en ti. Pero es aún mejor y más retador cuando sé que tengo que estar conmigo misma y pensar en mí, en lo que quiero, en lo que hago, en lo que quiero convertirme por y para mí.

Lo que no mata fortalece, y podemos convertir algo triste en algo productivo. Nos transformamos siempre, son frases que están constantemente en mi mente.

Ahora veo de lejos esa última conversación en el parque y creo que si bien dije lo que necesitaba en ese momento… fue prematuro y sabes te agradezco haberme escuchado, pero yo no estaba lista.

No estaba lista para afrontar esa conversación, estaba empezando en una vorágine de aprendizajes y encuentros conmigo misma que ahora me hacen ver las cosas de forma más clara y que imaginó con el pasar de los días irán clarificándose más. El tiempo ayuda a mostrar y también cura.

Las verdaderas reflexiones vienen luego y con el tiempo, los golpes enseñan, y pese a que tal vez no puedas creer que lo que no hice en cerca de seis meses lo empecé a hacer en dos, te diré que todo es un proceso y que los golpes dejan huella. Que los cambios siempre están ahí solo que ahora soy más conciente de eso. Que voy por buen camino, por eso estaré bien, por eso estoy bien, con días buenos y días malos, pero bien.

Se que de alguna manera te preocupé con la última charla y creo puedo parecer bastante frágil, pero estoy asumiendo las cosas de otra manera, una que me ayudará a crecer, que es algo que todos debemos buscar y que es un proceso continuo.

Se que te pude haber incomodado con esa charla en el parque, regresando cosas que ya pasaron y que tal vez, mas bien nos entristecen y duelen. Eso es el pasado y ahora ambos debemos preocuparnos por el presente, porque el futuro llegará y sólo cuando llegué y se convierta en un presente nos preocuparemos ¿no crees?

Espero todo bien contigo.
Un fuerte abrazo.

Laura