Nuevos comienzos (parte2)

Para el 2010, ya me había hartado de las salidas nocturnas, de las stellas artois, de los chilcanos y de los bares del centro de Lima. El verano trajo por ahí a un “chico lindo” que después se volvió mi pataza y a quien cada vez que veo saludo con un fuerte abrazo, confirmando que esa realmente era la mejor opción. Lo sabíamos desde el principio, y lo dejamos ahí por el bien de los dos.

Ese verano también postulé a un curso de gerencia cultural con una ong peruano-española, fui aceptada por mi proyecto (que aún no ve la luz) y empecé otra vez de a pocos a ordenar mi mundo, sin saber que este me estaba esperando en Barranco, específicamente en el cruce de las avenidas Grau y Piérola.

Fue así que en mi afán por seguir creando, luego de haber dejado el teatro a inicios del 2008, de haber abierto mi blog y de haber hecho una que otra intervención urbana, me impulsó a preguntar por un curso de performance en Edith Sachs.

Entonces, lleve un curso, lleve otro, lleve un integral, y finalmente mi interés algo empolvado y frustrado por las artes visuales despertó y me dije ¿Porqué no? ¿Tal vez el otro año?

Para ese entonces había postulado por tercera vez a un seminario de actuación en Buenos Aires con una compañía franco-argentina y había sido aceptada, iba a ser toda una aventura de mes y medio para la que había hecho el primer depósito de 170 euros, esta vez no era que no tenia la plata o que mi rodilla estaba mal, o que no tenía las cosas resueltas, esta vez me iba sí o sí a Argentina!!!

Al menos así lo creí.

A mediados de año a una semana de haber hecho el depósito y a tres meses de partir, mi abuela materna fue internada en el hospital, por causa desconocida, estaba desmejorada, y nadie sabía que tenía. La casa era un despelote, mis tíos buscaban en internet, utilizaban sus contactos, vecinos, todo para saber que le pasaba la mujer mas fuerte y recia que yo haya conocido en vida, ya que los doctores, solo hacían exámenes y no decían mucho.

De pronto a vísperas del 28 de julio teníamos una respuesta: CÁNCER AL ESTÓMAGO EN SU F A S E - T E R M I N A L.

C á n c e r.

C á n c e r.

C á n c e r.

El fucking cáncer entraba a mi vida de esta manera y se llevaba a mi mamá Rosa. De ese día sólo recuerdo la puerta de emergencia, correteos, al cura de la iglesia visitando a mi abuela, y yo sentada en la escalera del Essalud Sabogal tratando de asimilar lo que estaba pasando, sintiéndome una nada y viendo como 4 hermanos de más de 50 años se iban cayendo de a pedazos con la noticia.

De pronto, cinco meses… CINCO meses era el tiempo que le daban a mi abuela si era llevada a casa a pasar sus últimos días. Cinco meses que sacando la cuenta acababan en diciembre, cinco meses entre los cuales era mi seminario de actuación en Buenos Aires. Cinco fucking meses era el tiempo que me habían regalado con mi abuela.

Entonces, decidí quedarme en Lima, y retrasar un poco mis sueños de andar descalza y entre tablas en Buenos Aires. No recuerdo bien que día fue que escribir para comunicar mi retiro del seminario, ni que cosa escribí, sólo que no di muchas explicaciones.

Feliz cumpleaños?

Mi cumpleaños número 28 lo pasé a sabiendas que ese día podían traer a mi abuela a casa y empezaba el conteo de sus últimos cinco meses. Pero mi abuela llegó al día siguiente, creo que no quería arruinarme el cumpleaños y ese fue su regalo, y no duró los cinco meses que nos habían dicho.


...

Nos habían estafado...

...

El 24 de agosto a eso de las 4 o 5 de la tarde, a 20 días de haber llegado a casa, mi abuela falleció, rodeada de sus hijos, yernos, nueras y nietos. La muerte nos había robado 4 meses y 10 días.

No lloré.

“Tienes que acostúmbrate a que la gente se muera, porque más gente que quieres se va a morir” me dijo alguien por ahí.

No lloré.

Es cierto uno sabe que la gente se muere, es el proceso natural de la vida, y te creas una sarta de ideas y las llamas filosofía de vida para aceptar ese paso, pero nunca nada te preparará para aquel instante en el que te das cuenta tu abuela no era inmortal, y que de verdad un día se iba a morir, solo que no porque era viejita sino porque una maldita y silenciosa enfermedad se la lleva, convirtiéndola en otra cosa al final, en un saco de huesos y piel, que no logras reconocer y que es todo y es nada en un segundo.

No lloré.

Con el pasar de los meses esa imagen aún me persigue, su último momento, su último suspiro y el te quiero mamá que oí decir a mi madre, luego todo se hace borroso y se convierte en silencio y vacío.

Aquellos días pasaron entre carrozas, pésames, aguadito, café, galletas de soda con mantequilla, flores, agua de azar, y un cuarto vacío, con la cama que compraron para los últimos días de mi abuela y una mesa llena de medicinas que aún quieren vender.

Se va acabando el 2010, se van a cumplir 4 meses el 24 de diciembre, y aún a veces parecemos fantasmas en casa, aún está el cuarto vacío, aún no puedo ver la foto de mi abuela sin esquivar la mirada, aún espero me reciba cuando llego en la noche, y aún días como hoy espero me haga el jarabe de azúcar quemada con pisco cuando estoy con tos.

Las estadísticas me importan poco, dicen que el duelo por un familiar dura 5 años, yo creo que dura una vida.

Y hablando de estadísticas recordé las del 2009 y los 2 años, y pensé en como su protagonista se convirtió en una nada este año, una nada que vi hace un mes, cuando iba de Barranco al Callao y el bus se detuvo en la avenida ejército y yo estaba perdida en recuerdos de mi abuela, cuando volteo y miro la calle y oh! extraña casualidad estaba ahí quien creí era el gran amor de mi vida, hablando por celular, riendo y con la misma mochila donde guarda su cámara Nikon y la casaca de siempre, y fue ahí en ese preciso momento que se hizo chiquito y se volvió a convertir en nada, por no decir un momento (en este caso un año) de estupidez absoluta post ruptura y me reí de las estadísticas y me reí de quien pensé era el gran amor de mi vida, amor? el amor? de mi vida??!!! Creo realmente que no conocí el amor o al amor de mi vida… aún, sólo algunos indicios de los que estoy agradecida y que ahora podré explotar al 200% cuando realmente encuentre al gran amor de mi vida…

… y bueno, luego arrancó el bus y seguí por la avenida ejército y recordé a mi abuela y recordé su enfermedad y recordé los veinte días y lloré y extrañé a mi abuela como lo hago casi todos los días.

(Continuará)

Foto de performance Sed de adaptarse (etapas del duelo)
N.M.C. - Edith Sachs, Nov 2010

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